domingo, 26 de abril de 2015

Educar a los niños y niñas para que aprendan a perder.


PERDER NO ES MALO.

familia jugando backgamon
Muchos niños y niñas no saben perder. Es común que muchos pequeños cuando juegan  o compiten y no ganan se enfaden mucho y reaccionen con rabietas y malas actitudes.
Es fundamental que aprendan a perder, que asuman que no siempre ganan, que sean capaces de gestionar la derrota y la frustración que esta conlleva, les ayudará para su autoestima y para no rendirse en futuras ocasiones.
Resulta fundamental que vean cada situación como una oportunidad de aprendizaje.
Los más pequeños están acostumbrados a ser el centro de atención y a conseguir lo que quieren, por eso aceptan mal las derrotas. Pero esto no es bueno para ellos, ya que puede afectar a su autoestima, a sus relaciones sociales y formar la creencia de que es mejor no participar o abandonar para no perder, entonces nunca lucharan y nunca ganaran.
Debemos enseñar a los niños y niñas que si participamos en una actividad a veces se gana y a veces se pierde, pero que si no participamos no tendremos esa experiencia. Deben ver que perder no es malo, que nos sirve para aprender que hicimos mal, asumir que como personas a veces hacemos cosas mal, pero que podemos aprender y mejorar lo que hicimos mal. Y sobre todo que en muchas ocasiones no importa si se gana o se pierde, que lo importante es disfrutar de la actividad y cooperar con los demás para que esta sea divertida o para lograr un fin común, como puede ser pasar un buen rato con amigos y familiares.
El ganador es aquel que sin importar el resultado, disfruta de la actividad, coopera, aprende de lo que ha hecho y no se rinde ante una derrota o un obstáculo. Los fracasos son comunes en la vida, pero para lograr el éxito y la felicidad, debemos asumir los fracasos, verlos como una parte del camino por el que tenemos que pasar, no son algo negativo. Los fracasos son importantes para aprender a ganar.

¿PORQUÉ ES IMPORTANTE QUE LOS PEQUEÑOS APRENDAN A PERDER?

Es fundamental que las personas aprendan a manejar las derrotar y a gestionar los sentimientos de frustración que están llevan consigo.
    aprendan
  • Si aprenden a perder, su autoestima se protege y se refuerza. El que sabe perder no ve la derrota como algo personal, como una falta de capacidades o de valía personal, lo ve como algo normal que ocurre en diversas situaciones y que puede cambiarse.
  • Contribuye a mejorar sus habilidades sociales. Si saben participar y jugar con deportividad, sin miedo a perder, tendrán un incremento de sus habilidades y capacidades sociales.
  • Se fomenta la perseverancia y la capacidad de esfuerzo.
  • Aprenden a no centrarse en el éxito o fracaso, sino en la actividad en sí misma.
  • Comprenden el valor de la posibilidad de cambio y de mejora y que esto depende de uno mismo.
  • Los pequeños que saben perder, crecen sabiendo que el fracaso y la frustración son partes irremediables del camino, pero no insalvables. Aprenden a manejar y gestionar estas situaciones.
  • Aprenden a ser cooperativos y no tan competitivos.

¿CÓMO HACEMOS QUE LOS NIÑOS Y NIÑAS APRENDAN A PERDER?

  • No le evites la frustración. En ocasiones tendemos a darles todo lo que quieren para que no se sientan mal y esto es un error. No se trata de hacer que el niño o la niña lo pase mal, pero sí de que experimente la sensación. De esta forma no se dejaran sobrepasar por el sentimiento de frustración, aprenderán poco a poco a gestionar sus frustraciones y se enfrentaran a ellas, porque lo verán como un sentimiento normal.
  • Déjale que gane de vez en cuando, que experimente ambos sentimientos. Es importante que además de experimentar la derrota, los niños y niñas experimenten la victoria. Y que aprendan a ganar sin ridiculizar y con deportividad.
  • Dales ejemplo. Los pequeños aprenden más de lo que ven, que de lo que les decimos. Aprenden por mimetización de los adultos más cercanos. Cuando compitamos debemos mostrar una actitud deportiva tanto si ganamos como perdemos. Ni enojarnos, ni ridiculizar y mostrarle como ganamos todos por la diversión del juego, como aprendemos cuando perdemos.
  • Pon limites a su enfado. Cuando el niño o la niña pierda y se enfade, debemos ponerle limites, no es bueno dejarle que grite, que patalee, que este de morros…no le des demasiada importancia al enfado del pequeño, responde a éste con sentido del humor. Explícale que hoy ha perdido, pero que otro día ganara, pero que si está enfadado no podrá disfrutar de otras actividades. Si le ayudamos a cortar su enfado, le estamos enseñando a gestionar su frustración y a auto controlarse.
  • Hazle ver los beneficios de participar. Habla con ellos, emplea el sentido del humor cuando juegues con ellos. Ríete cuando te equivoques y pierdas. Enséñale que el objetivo es disfrutar en compañía de una actividad conjunta, que no se trata de ganar o perder.
  • No alabes al ganador y ridiculices al perdedor, ni permitas que ellos lo hagan. Emplea tu ejemplo y corta esas conductas. En lugar de eso habla de lo bien que lo habéis pasado, de lo que habéis reído, de lo que has aprendido en un momento determinado del juego, de cómo lo harás la próxima vez, etc.
  • Refuérzale cuando pierda y no se enfade. Cuando el pequeño pierda y no muestre un enfado, debemos reforzarle, continuar jugando con él, dejarle que elija otro juego y hasta ponérselo fácil para que gane en la siguiente ocasión.
  • Enséñale a manejar la derrota. Transmítele la idea de que perder no es algo negativo. El fracaso es parte del camino, si entiende esto, no lo verá como una dificultad insalvable, aprenderá a manejar sus sentimientos de frustración.
  • Educa en la perseverancia. En todo momento enséñale que la derrota no debe llevarnos al abandono. Que se gana más asumiendo una derrota y que podemos ser perseverantes y continuar esforzándonos para vencer en la próxima ocasión. Es fundamental que vean que si no alcanzamos una meta, esto no quiere decir que sea imposible lograrla. Debemos ayudarles a ver que paso para que no la alcanzáramos y que es lo que deberíamos mejorar o cambiar la próxima vez para superarnos.
  • Muéstrale que un fracaso, que una derrota no es algo negativo, que es una oportunidad de mejorar, porque existe la posibilidad de cambio y de aprendizaje.

DIFERENCIAS EN EL FÚTBOL BASE ENTRE COMPETIR PARA FORMAR Y COMPETIR PARA GANAR

¿QUÉ SUELE SUCEDER CUANDO SE COMPITE PARA FORMAR?

Todos juegan y no solo los más fuertes. Se prefiere a jugadores con perspectivas en el manejo del balón e inteligencia.
El buen comportamiento fuera y dentro del campo es uno de los criterios para la selección así como la voluntad de esforzarse.
Todos tienen los mismos derechos para jugar independientemente de su físico y capacidad. El fútbol es democrático.

El partido sirve para evaluar el grado de habilidad y ganar experiencia en la táctica.

Se varía frecuentemente el sistema de juego.
Prevalece la cultura de mantener la posesión del balón. No hay prisa en el juego.
Todos los jugadores tocan el balón. Prevalecen pases cortos y apoyos cortos. El portero suele servir el balón con la mano.
El balón avanza generalmente de la defensa a los medio campistas y de ellos a los atacantes, basándose el juego en los principios de comunicación y cooperación.
Con el objetivo de crear espacios para la penetración, se cambia frecuentemente la orientación en el ataque.
El responsable es un formador que estimula con el fin de mejorar el rendimiento del jugador y de su equipo.
El jugador realiza la próxima acción en función de lo que él ha observado y decidido. No decide el técnico para él.
Se enseña la deportividad, a la honestidad, a respetar el reglamento y ser leal en las confrontaciones con los adversarios.
Se juega con el balón, acariciándolo. Hay tiempo para ejecutar fintas y utilizar su fantasía e imaginación.
Todos reciben varias oportunidades, experimentan varios puestos y roles en la competición. Juegan todos, independientemente de su calidad.
Se adapta la competición en cada fase de la evolución del niño a sus capacidades físicas e intelectuales.
Se busca respetar la naturaleza del niño y se mejoran las capacidades condicionales y coordinativas con una gran variedad de juegos.
Para poder formar mejor al jugador debe prevalecer en las prácticas la aplicación de la metodología activa.
Se da prioridad a la formación de la persona por medio del deporte. Se utiliza el deporte como una escuela de la vida.

¿QUÉ SUELE SUCEDER CUANDO SE COMPITE PARA GANAR?

Se suele seleccionar a jugadores que están acelerados en sus capacidades físicas, especialmente a los más fuertes. Ellos son los titulares.
Se da menos importancia a su habilidad técnica, a la asistencia regular, a su actitud y esfuerzos en los entrenamientos y al comportamiento dentro del grupo
Hay menos posibilidades para los menos fuertes físicamente, para los más jóvenes, para los mas retardados en su desarrollo y menos capaces. El fútbol es antidemocrático.
Desde los 8 años se da una desmesurada importancia a la táctica colectiva.
Se aplica siempre el mismo sistema de juego.
Se busca inmediatamente la profundidad en el juego de ataque. El equipo tiene prisa y juega más rápido de lo que es capaz.
Se juega muy verticalmente y se emplean frecuentemente y preferiblemente pases largos (también el portero despeja con el pie).
Pocas intenciones para construir el juego. Frecuentemente el balón no pasa por el medio del campo y va directamente a los atacantes, mediante pases largos.
Se realizan pocos cambios de orientación en las acciones ofensivas.
El responsable es un entrenador/técnico que instruye con el fin de ganar el partido y el campeonato.
El jugador debe obedecer al técnico que manda desde la línea lateral.
En busca de la victoria enseña a ser desleal, hacer trampas, ser deshonesto y engañar a los contrarios y al árbitro. Los fines justifican los medios.
Se juega más contra que con el balón. No hay tiempo y espacio para amagues.
Prematura especialización en una determinada demarcación o rol. Juegan siempre los mismos y poco los suplentes.
Se expone al joven prematuramente a la competición de los adultos. Dura años hasta que desarrolle los mismos hábitos que demuestran los adultos en el juego 11 contra 11.
Se da una desmesurada importancia al trabajo físico porque así se consiguen más rápidamente resultados.
Para poder ganar prevalece en los entrenamientos la aplicación de la metodología tradicional.
Se valora más lo deportivo que las personas. Se aceptan frecuentemente comportamientos discutibles para conseguir buen resultado.
Opiniones extraídas del libro "FÚTBOL A LA MEDIDA DEL NIÑO”, de Horst Wein).

DE ESTAS DIFERENCIAS PODRÍAMOS EXTRAER LAS SIGUIENTES CONCLUSIONES

En las categorías de formación, la práctica de un juego de buena calidad deberá estar por encima de los resultados deportivos, porque para enseñar a jugar bien es necesario olvidar los resultados y estar dispuestos a correr riesgos tácticos, aunque el equipo adversario marque goles. Es importante comprender que el juego es una extensión del proceso de entrenamiento.
Buscar siempre la victoria, con gran desempeño y determinación, intentando siempre jugar de la mejor forma posible y nunca intentar ganar a cualquier precio, como si ganar ahora fuese lo más importante.
No debemos dar gran importancia a la derrota, pues perder es siempre una posibilidad que existe en el transcurso de un partido y nunca hay garantías de ganar. Pero si alguien nos gana, que sea el equipo que mejor juego a desarrollado, pero nunca perder por no haber luchado con todas nuestras fuerzas. Nuestros jugadores no se considerarán derrotados si han dado lo mejor de sí mismos e hicieron todo lo posible para alcanzar la victoria.
Ganar no es tan bueno o importante como parece, ni perder tan malo. No se puede asociar de una forma simplista la victoria con el éxito y la derrota con el fracaso, ya que todo depende de cómo un equipo consigue esos resultados, porque se puede ganar jugando muy mal y en un ambiente poco agradable, y perder jugando muy bien y con un buen espíritu del grupo.
Hay que aprender a jugar como si fuese un entrenamiento y a entrenar como su fuese un partido.
Ganar es la consecuencia de jugar bien, por tanto tenemos que estar motivados y pensar en jugar siempre lo mejor posible, porque los resultados aparecerán en el momento oportuno, como la fruta madura que cae por su propio peso.